Trinidad Zaldívar Peralta


Trinidad Zaldívar Peralta

Jefa de la División de Asuntos Culturales, Solidaridad y Creatividad del BID



El acceso a las actividades culturales en el contexto COVID-19

Algunos pensaron que esto duraría unos meses y luego regresaríamos a la normalidad. Hoy hablamos de un “nuevo normal”. Pero qué es o será ese nuevo normal para la cultura en las ciudades. Para esta pregunta no hay una respuesta sino una invitación a trabajar y crear nuevos escenarios. Como nunca la experimentación en esta área guiará los meses e incluso años por venir. Si bien encontrará al sector cultural muy golpeado económica y estructuralmente en la forma en que la cultura será vivida en las ciudades, se presenta el imperativo de innovar, experimentar y reinventar. 

Todo indica que la cultura que requiere de públicos masivos no volverá a vivirse como antes. Los más afectados serán las ferias -libro, arte, moda, etc.-, los carnavales, los festivales, los conciertos, el teatro, el cine, los museos. Ante estos desafíos enormes habrá que encontrar soluciones extraordinarias. Y la respuesta posiblemente estará asociada al desarrollo de lo digital y a un proceso profundo de innovación y reinvención en el que el mundo de la cultura y la creatividad deberá trascender sus fronteras. Con respecto a lo digital, será necesario experimentar con modelos de gestión o de negocio híbridos como una posibilidad. “Brick and Click” fue el nombre que rápidamente el mundo anglosajón dió a este concepto. La necesidad de mantenerse conectados con sus audiencias, relevantes en una crisis al mismo tiempo sanitaria y social, e innovar en la manera que comparten sus contenidos, los ha hecho volcarse a las redes sociales y a las plataformas de streaming en un proceso que en vez de años tuvo que implementarse en semanas. Lo digital no estaba al centro de la discusión sobre cómo manejar o diseñar las actividades de los espacios culturales, y hoy es medular para su supervivencia y planificación del futuro del sector. Hoy las fronteras deben moverse en una experimentación de cómo combinamos el mundo digital con el espacio físico, redefiniendo qué sucede en cada uno, sin que uno sea solo el segundo traspasado al primero.

Y cuando mencionamos que el mundo de la cultura deberá trascender sus fronteras es un llamado a generar espacios de trabajo colaborativo para repensar este futuro no solo para si mismos sino para otros sectores de la sociedad. Cómo impactarán en la educación o la salud. Solo por poner un ejemplo ligado a las ciudades, es muy posible que esta pandemia desate un tema de bioseguridad que afectará a los espacios públicos incluyendo a los culturales como teatros, museos, galerías, conciertos en vivo, entre otros. Aquí vemos una invitación al sector cultural y creativo a trabajar de la mano con las ciencias y trabajadores del sector sanitario para encontrar y diseñar soluciones a la experiencia de la cultura que la potencie y no vaya en contra de la misma. 

De los centros urbanos que concentraban la oferta cultural entre algunos barrios o zonas caracterizados por lo masivo, la ciudad tiene una oportunidad para repensarse y crear y gestionar nuevas formas para el espacio de la cultura. Ya no en la forma de eventos o públicos masivos, sino tal vez generar una red de espacios culturales barriales conectados a los nodos de esos centros. Un enfoque descentralizador que incorpore nuevos actores a la escena y que implicará ajustes en las políticas de desarrollo urbano. Poner la cultura al centro de la conversación de la ciudad es hoy más imperativo, no solo por el rol y el impacto que ha tenido durante la pandemia como herramienta de bienestar, cohesión social, sino también por su importante participación en la vida económica y social de las ciudades generando empleo, riqueza, identidad e impacto social.

Ciudad global y diversa
Agosto 2020