María Migliore


María Migliore

Ministra de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad de Buenos Aires



Hacer ciudad, de abajo hacia arriba

La pandemia puso la lupa en la desigualdad estructural que hay en nuestro país. Millones de argentinos y argentinas tuvieron que hacerle frente a la pandemia -y lo hacen aún hoy-, en un entorno que les da menos oportunidades de cuidarse, aislarse y salir adelante. 

Según datos del Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP), en la Argentina hay más de 4.400 barrios populares y asentamientos informales. La integración sociourbana de estos barrios es uno de los desafíos centrales que tenemos por delante. 

En la Ciudad de Buenos Aires venimos transitando hace más de 5 años procesos de integración urbana de nuestros barrios populares. ¿Cómo encaramos estos procesos? Trabajando la integración en 3 dimensiones. 

Primero, la dimensión habitacional. Construimos viviendas nuevas y mejoramos las existentes para levantar el piso de las condiciones de habitabilidad, permitiendo así que cada familia pueda desde ahí llevar adelante sus proyectos. 

Segundo, nos ocupamos de la dimensión urbana. Nuestra mirada pone en el centro al hábitat, por eso trabajamos para conectar cada barrio al entramado urbano. 

A partir de las demoliciones de las viviendas de las familias que se mudan a los nuevos departamentos, abrimos calles y pulmones de manzana, permitiendo que llegue el transporte urbano y mejore así el acceso a la educación, la salud y la seguridad de los vecinos y vecinas. Además, realizamos la conexión del barrio a las redes de servicios públicos. 

Por último, trabajamos la dimensión socioeconómica. Partiendo de reconocer las dinámicas productivas que ya existen en los barrios populares, generamos herramientas para que estos puedan crecer e integrarse al ecosistema económico de la Ciudad.

Nos guía una convicción: la mejor política social es el trabajo. Por eso, construimos instrumentos concretos, como la Ley de Economía Popular, para acompañar a los emprendimientos populares y que puedan aumentar su producción, mejorar su comercialización y acceder al financiamiento. 

Todo este proceso se apoya sobre un componente fundamental: la participación de la comunidad involucrada. No creemos que desde el Estado tengamos todas las respuestas. Por eso realizamos mesas de gestión participativas regulares para definir con la comunidad cada paso a dar: qué calles se abren, qué espacio público se crea, qué necesidades del barrio abordamos y cómo. 

A partir de este modelo venimos transformando los barrios 31, Rodrigo Bueno, Playón de Chacarita, 20 en Lugano y la zona del Camino de Sirga. 

Nuestro modelo de integración puede funcionar como una hoja de ruta para que, dentro de las características diversas de cada territorio, distintas comunidades lo apropien y puedan llevar adelante procesos similares. 

Tengo una certeza: trabajar en una integración de múltiples dimensiones, dándole voz y voto a la comunidad en el proceso, es el camino para generar un nuevo mecanismo de desarrollo social, que empiece por hacer parte a los y las que hoy están afuera.

 

Ciudad de 15 minutos
Noviembre 2021