La contaminación, la generación de residuos desmedida, el cuidado del medioambiente, el cambio climático y tantas otras problemáticas, nos exigen repensar muchos de nuestros hábitos cotidianos. Pero, lo cierto es que, si realmente queremos contribuir a crear buenas prácticas, necesitamos políticas que acompañen e impulsen estos cambios culturales urgentes.

En nuestro país, como en el mundo, las consecuencias de estas problemáticas son más visibles y, por ende, más atendidas en la ciudad formal. Sin embargo, en los asentamientos informales,  están lejos de ser secundarias y, dado el contexto, sus efectos son más severos.

El Barrio Mugica (ex Villa 31), en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, es un claro ejemplo. Por ello, junto con McKinsey.org y cooperativas del barrio, impulsamos el Programa A Todo Reciclaje (ATR). Nuestro objetivo es, en el marco del proyecto de integración y urbanización que llevamos adelante en el barrio, mejorar las condiciones de hábitat y garantizar el acceso a servicios públicos, promoviendo un desarrollo sostenible.

Con ATR buscamos estimular a los vecinos para que separen en origen sus residuos en tres corrientes: orgánicos, secos y basura. Las cooperativas los recolectan para luego clasificar a los secos de forma sistematizada, transable y transparente. Los orgánicos se envían a la planta de compost de la Ciudad, mientras que los reciclables son reincorporados en el mercado para generar un retorno económico y social. Así es como lo que antes se veía como un desecho, hoy en día se ha reconvertido y transformado es una fuente de ingreso para muchas familias, contribuyendo de esta manera a una economía más circular. 

Esta respuesta fue posible, en parte, porque desde hace cinco años estamos llevando el proyecto de integración social y urbana del Barrio Mugica. El proyecto más grande de su tipo en América Latina, en el que trabajamos día a día para mejorar las condiciones estructurales de un barrio informal. 

Pero más allá de las obras de infraestructura, la otra parte necesaria para avanzar en la transformación sustentable es el trabajo codo a codo que llevamos adelante con todos los vecinos y vecinas y las cooperativas. Generando empleo y capacitaciones, todos ellos protagonizan el programa y gracias a su participación activa, los resultados son evidentes: 7.800 hogares son parte del programa y el primer barrio residencial de toda la Ciudad de Buenos Aires que separa en tres corrientes en origen. 

Solo así podemos encarar una transformación sostenible: reconociendo la identidad del barrio, entendiendo a las capacidades instaladas como una oportunidad, recuperando y generando valor a partir de los reciclables y, para ello, articulando entre todos los sectores, públicos y privados.